La piezoelectricidad es un fenómeno presentado por determinados cristales que al ser sometidos a tensiones mecánicas adquieren una polarización eléctrica en su masa.

Este fenómeno también se presenta a la inversa: al aplicar una corriente eléctrica sobre un cristal de cuarzo se produce una deformación. Este procedimiento es el concepto básico de estos inyectores, en lugar de cuarzo hay un material cerámico especialmente eficaz en esta tarea, estas láminas están conectadas a la aguja que cierra la válvula de salida del combustible. De este modo, en el momento de la inyección, la centralita aplica corriente eléctrica y se produce un desplazamiento de la aguja, el desplazamiento de las láminas cerámicas, es un desplazamiento de tiempo muy pequeño (0,2 milisegundos), lo que facilita la tarea de realizar varias inyecciones por ciclo.

La velocidad de respuesta de este sistema es cuatro veces superior a otros permitiendo que se reduzcan los intervalos entre cada proceso de inyección (pre inyección, inyección y post inyección).

Esta tecnología ha tenido muy buena acogida por los fabricantes gracias su bajo consumo de combustible, su alto rendimiento y los bajos niveles de contaminación. Se reduce aproximadamente un 3% el consumo, un 20% las emisiones contaminantes y aumenta la potencia motriz hasta un 5%, además de reducir el ruido del motor a la mitad aproximadamente.

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