Para inyectar gasoil al cilindro se precisa de un sistema que venza la elevada presión que existe dentro de la cámara en la etapa final de la compresión y además pulverice el gasoil finamente, esto hace que la presión de inyección tenga que alcanzar valores de más de 150 km/cm2. Para ello se recurre a una bomba de gasoil que pueda proporcionar presiones muy elevadas.

Tradicionalmente se montaban bombas de dos tipos: en línea y rotativas.

Las bombas en línea disponen de un pistón por cada cilindro del motor, accionado por una árbol de levas.

La introducción de las bombas rotativas abarató mucho la fabricación de estos equipos con la aparición de la electrónica en los motores diesel, que posibilitó un nuevo sistema de regulación para las bombas. Tras la aparición de la gestión electrónica en las bombas rotativas, la siguiente evolución lógica es la inyección directa.

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